El vehículo que el Diez encargó en 1986 llegó por primera vez a la Argentina y se exhibe en una muestra junto a íconos del cine y la música.
Por primera vez en cuatro décadas, la Ferrari Testarossa negra de Diego Maradona puede verse en la Argentina. El auto, símbolo de los años dorados del astro en el Napoli, fue un pedido especial que desafió la tradición de la marca italiana, que hasta entonces solo fabricaba sus modelos en colores clásicos como el rojo o el blanco.
En 1986, antes del Mundial de México, Maradona le pidió a su representante Guillermo Coppola que gestionara una Ferrari negra, un color prohibido en ese momento por Enzo Ferrari. Tras varias negociaciones, el Diez obtuvo su deseo: la Testarossa costó 470 mil dólares más 130 mil por el cambio de color. Durante años, fue uno de los símbolos del esplendor napolitano que acompañó su primer Scudetto.
El vehículo permaneció siete años en Italia y más de tres décadas en España, hasta que fue adquirido por Jorge Yarur, empresario chileno y fundador del Museo de la Moda de Santiago, donde se conserva junto a camisetas, botines y trofeos del ídolo. Ahora, el auto llegó a Buenos Aires para integrar la exposición “Íconos Sobre Ruedas”, en el Centro Costa Salguero, que reúne piezas de figuras como Marilyn Monroe, Kurt Cobain y John F. Kennedy.
Para los fanáticos argentinos, ver la Ferrari negra significa revivir una época única. “De nuestro semillero al mundo”, podría decirse también de ese auto: una joya que une deporte, cultura y mito popular.






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