El festival liberal, realizado en Córdoba, transformó la euforia juvenil en apoyo para el espacio libertario. Un evento solventado totalmente con fondos privados.
Con entradas agotadas para 2.500 asistentes, el evento fue una clara demostración del fenómeno: predominó la asistencia de jóvenes, muchos vestidos informalmente y entretenidos en la feria con remeras, tazas y selfies.
La euforia que surgió al final, con cánticos y saltos durante el discurso de Javier Milei, refleja una militancia más emocional y empática, especialmente entre los más jóvenes. Esa energía se convirtió en el motor del evento, y consolidó el sentimiento de pertenencia de una audiencia que hasta hace poco se mostraba apolítica.
Además, la planificación incluyó un after party y dinámicas destinadas a los jóvenes. No fue un acto tradicional, sino una construcción de espacio y comunidad orientada a un clásico segmento que hoy se está integrando con entusiasmo al libertarismo.
Para el Gobierno, este perfil de asistentes representa una base natural de renovación y fidelización generacional. La Derecha Fest no sólo movilizó gente, sino identidad. Juventud libre, visible y comprometida con su causa.






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